INGENIERÍA SOCIAL.
“Los
hombres no se muestran dispuestos a admitir la verdad o la razón. No
puede llegarse a ellos con argumentos racionales. La mente carece de fuerza en
esta lucha. Sin embargo, hay que contender. Si queremos conseguir algo,
tenemos que engañarlos a fin de que nos dejen realizar la tarea. U
obligarlos. No comprenden otra cosa"
La
rebelión del Atlas, de Ayn Rand
(fragmento de un diálogo).
Las consideraciones del párrafo las atribuye la autora a un personaje
que se supone busca el bien común por encima de los intereses o egoísmos
particulares. Y están escritas en los años cincuenta del siglo XX. Revelan, sin duda, la lógica originaria de cualquier
totalitarismo y constituyen la esencia de toda ingeniería social. Quien emite
esas palabras se está justificando, al
tiempo que blanquea el engaño y la imposición como vías inevitables ante la
cerrazón humana. En esencia, viene a
decir que todos, o la gran mayoría, exceptuados los propios impulsores de la
opresión y sus acólitos, somos menores de edad y confirmamos un gran hormiguero
que debe ser ordenado con precisión y mano firme, borrando la individualidad en
beneficio del colectivo. Lo de siempre
hasta hoy. Y siguen.
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