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12 diciembre 2021

INGENIERÍA SOCIAL.

 

Los hombres no se muestran  dispuestos a admitir la verdad o la razón. No puede llegarse a ellos con argumentos racionales. La mente carece de fuerza en esta lucha.  Sin embargo, hay que contender. Si queremos conseguir algo, tenemos que  engañarlos a fin de que nos dejen realizar la tarea. U obligarlos.  No comprenden otra cosa" 
La rebelión del Atlas, de Ayn Rand (fragmento de un diálogo).

Las consideraciones del párrafo las atribuye la autora a un personaje que se supone busca el bien común por encima de los intereses o egoísmos particulares. Y están escritas en los años cincuenta del siglo XX.  Revelan, sin duda, la lógica originaria de cualquier totalitarismo y constituyen la esencia de toda ingeniería social. Quien emite esas palabras se está justificando,  al tiempo que blanquea el engaño y la imposición como vías inevitables ante la cerrazón humana.  En esencia, viene a decir que todos, o la gran mayoría, exceptuados los propios impulsores de la opresión y sus acólitos, somos menores de edad y confirmamos un gran hormiguero que debe ser ordenado con precisión y mano firme, borrando la individualidad en beneficio del colectivo.  Lo de siempre hasta hoy.  Y siguen.

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