CORPORATIVISMO HOY
El
corporativismo social, como noción o como sentimiento, está más vivo de lo
que se cree. No es sólo, como lo fue en
el pasado, una alternativa de ciertos
sistemas políticos frente a la “lucha de clases “ marxista. Es algo más profundo. Niega al individuo,
pues se trata de considerar la preminencia de aquellos que pertenecen a ciertos
grupos que cumplan los cánones que los corporativistas consideren adecuados; se
trata de formar parte del “colectivo” correcto, el que sea en cada caso, al
margen de lo que cada cual pueda aportar.
Me explico con un ejemplo: una parte importante de la sociedad considera que tienen mayor mérito, y por ende
más derecho a la preponderancia social, aquellos que acumulan un cierto nivel de estudios, o un rigor intelectual que
alguien, no sabemos quién, evalúa, frente a quienes, verbigracia, se enriquecen
en el campo de la empresa, del espectáculo o del deporte. Los que defienden esto, determinan a priori qué
grupos de la sociedad deben ser objeto de admiración o de predominio social y económico, y se
escandalizan ante el ascenso de otros.
Es el viejo clasismo, el que había salido por la puerta de la Historia,
pero que regresa entrando por la ventana.
El corporativismo actual está en la izquierda y en la derecha. Habita, en realidad, allí donde prevalecen el miedo a la innovación y el rechazo de la
libertad. Basta con observar un poco lo que nos rodea para hallar
múltiples ejemplos.
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