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24 enero 2020

EL OFICIAL Y EL ESPÍA.


“El Oficial y el espía” es una magnífica película del veterano Polanski.  La cuestión de fondo es el “caso Dreyfus”, pero las implicaciones del filme van más allá del asunto y llegan al presente.  Igual que en “Ágora”, de Amenábar,  de la trama histórica emana una clara lectura del hoy.  En el fondo de todo aparece, como siempre, la oscura faz del populismo, que conduce a  la aniquilación del individuo , y de las libertades , por la maquinaria del poder, del dogmatismo, de los prejuicios, la religión o la ideología.  En el lapso histórico que retrata Polanski, los años finales del XIX  en Europa, marcados por la rivalidad franco-alemana, se medían cráneos sin complejos para instituir clasificaciones raciales, partiendo del determinismo de lo étnico sobre el comportamiento, la ideología , la moral o la inteligencia.  El antisemitismo formaba parte de este todo.  También hoy el individuo se encuentra inerme frente a la apisonadora del sectarismo y de la propaganda,  y un nuevo determinismo sacraliza, verbigracia, la relación causa efecto entre lo que se denomina género y el comportamiento, los valores morales, la ideología o la inteligencia. Nada nuevo, pues.

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