“The Good Place” es una serie televisiva estadounidense en la que se
trata sobre la vida después de la muerte a partir de tópicos y conceptos
arraigados, como cielo o infierno. Pero,
desconozco si de manera consciente, los guionistas llegan más allá de lo que se
pudiera presumir en un principio. La
cuestión esencial de este producto audiovisual parece residir en saber cuál es
el lado bueno (cielo) y como se llega al mismo.
¿Habitamos nosotros en ese lado? Supongamos que los liberticidas,
siempre y en cada contexto, pretenden crear el lado bueno en este orbe que
juzgan injusto. ¿Pero es de verdad la
parte buena lo que ambicionan erigir?
Más bien parece asemejarse su proyecto, cada vez menos distópico, y a
las pruebas me remito, a ese lado malo disimulado que la serie sugiere. Véanla y entenderán como cientos, miles, de
demonios, con traza normal, procuran torturarnos, y acabar con nuestra
libertad, bajo la apariencia de una meliflua búsqueda de nuestra felicidad en
el caldo de lo políticamente correcto.
Miedo da pensarlo
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