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10 julio 2019

DETALLES.


Sumidos en lo genérico, olvidamos los esencial de los  detalles, sin darnos cuenta de que lo que juzgamos baladí igual no lo es tanto.  Y, ya puestos,  decidimos  que lo semántico  no importa, cavilando que el lenguaje es pincelada secundaria  frente  a las cosas efectivamente significativas.  Es el viejo error. Los liberticidas se van imponiendo siempre a través de las palabras; cada vez que admitimos su nomenclatura, pensando que tal vez "París bien vale un cambio en la  expresión", estamos reculando hacia una pared incorpórea en la que, tarde o temprano, nos veremos sitiados.  Por tanto, los sintagmas sí incumben al devenir general , sobre todo cuando la nombrada mayoría silenciosa practica el apaciguamiento de la Bestia aceptando sus pormenores, que, en realidad, no son tales, sino la esencia de su avance.  Pero se imponen, en el diccionario y en lo demás, cada día con mayor celeridad.  Sólo les quedará, en poco tiempo, la barrera del Derecho, frente a la cual ya van iniciando sus arremetidas sin que parezcamos darnos cuenta.  Así, la situación parece peor, en el presente, que en los años treinta del siglo XX, que suelen ponerse como paradigma de avance de la sinrazón.



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