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24 junio 2017

CAMBIOS.

Día de San Juan.  Aquí, en el norte, el fuego de las lumbres no estuvo marcado por un exceso de calor.  Es lo habitual.  La tradición del solsticio regresaba, una vez más, esta noche, en el contexto de un mundo cambiante y tecnológico,  en el que habrá novedades que ni podemos imaginar. Los coches autónomos van a destruir empleos, se hundirán sectores industriales  y se levantarán otros que sólo los más avispados sabrán impulsar. Y eso es sólo la parte más visible, y cercana.  Porque la tecnología afectará, incluso, a las estructuras familiares y sociales, a los planteamientos éticos y morales y a toda nuestra concepción del mundo.  Y, frente a esos cambios, siempre está la posibilidad de agarrarse a lo ancestral, a lo reconocible y tradicional, a través, verbigracia, de los discursos ecolátricos, religiosos o de ideología low cost.  Pero no servirá de gran cosa.  Podemos continuar con las tradiciones cíclicas, como esta de saltar las hogueras u otras que nos ligan a nuestras raíces, lo que es incluso recomendable, pero no podemos evitar las mudanzas del orbe, pues nadie ha logrado, hasta ahora,  poner puertas al campo.  No obstante,  se intentará, porque siempre hay predicadores, santones o beatos, laicos o religiosos, que, escandalizados por lo nuevo, tratarán de  retener el pasado a través de la irracionalidad y de una posverdad inerme frente a las transformaciones.

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