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07 enero 2009

LA CUESTA DE ENERO

En la representación topográfica del año, yo percibo una bajada desde Enero a Julio; una curva pronunciada entre Agosto y Septiembre, con una zona de ascenso hasta Diciembre. Es por ello que no soy capaz de imaginar esa cuesta de enero concebida como repecho empinado que sucede al dulce dejarse llevar del período navideño. No hay tal cuesta. Entramos en el nuevo año y nos vamos camino abajo (para bien o para mal) porque el mundo nunca se detiene: a veces se frena un poco y, a veces, se embala. Así pues, nadie se preocupe. Lo único perverso de este mes es que otro año se inicia y desconocemos que será de nosotros durante su periplo. Sólo tenemos la certeza de que, en el mejor de los casos, añadiremos un entero al guarismo ya alarmante de la edad. He ahí la cuesta: descendente y demasiado rápida.

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