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03 abril 2007

ATRACCIÓN MILENARIA.

Así se denomina al Parque de la Prehistoria, recién inaugurado en Teverga (Asturias). Estuve allí esta tarde de primavera, agradable a ratos, desapacible a veces, con las nubes amenazantes pero estériles. La susodicha atracción se divide en dos partes: un museo con paneles e imágenes, conteniendo información variada sobre arte prehistórico, y la denominada Cueva de Cuevas, una triple reproducción de paneles determinados de algunas cuevas reales. Muy cuidado, con mucho esfuerzo detrás, pero con resultado poco espectacular. Mas no es el objeto de estas líneas realizar una valoración del Parque, sino hacer una reflexión acerca de lo real y lo virtual, de esta nueva tendencia al sucedáneo cultural. Sí. Ya sé que esos espacios deben ser preservados y que las reproducciones son una excelente solución. Pero, cuando uno visita este tipo de lugares, además de la índole didáctica, está la relacionada con la emoción. Y ésta se pierde, porque, desde que entra, uno sabe que no está allí. Ocurre en la Neocueva de Altamira y también aquí. Pero aconsejo, no obstante, la visita, tanto por el Parque como por la belleza de la zona. También por lo bien que se come. Y eso es todo, amigos.

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