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12 noviembre 2022

RELATIVISMO SIN FRONTERAS.

 

Empieza uno a preguntarse sobre la existencia de un espacio o realidad objetivos, que trasciendan lo subjetivo, aunque sea en la línea de la vieja dialéctica. Es probable que si alguien de izquierdas o de derechas, por tomar como paradigma la dicotomía filosófica y moral de nuestros días, intentase trascender la propia subjetividad en busca de ese espacio objetivo,  sería tildado por los suyos como tendente a la extrema derecha, o a la extrema izquierda, respectivamente. No es fácil el abandono de los discursos canónicos.  En realidad, se trata del viejo asunto de la Verdad o del relativismo.  El sofista Gorgias afirmó aquello de que “nada es; si alguna cosa fuera, no se podría comprender; y si se pudiera comprender, no se podría comunicar a los demás”. Tal vez por eso nuestros discursos de hoy se ubican a la manera de líneas paralelas, sin que parezca posible el debate y el diálogo, con la aspiración a la racionalidad (ni como excusa se usa) en retroceso.  Si no existe una Verdad, y no sería comunicable en caso de existir, puedo inventar e imponer la que se me ocurra.  De este modo, todos nos convertimos en sofistas, aunque sea sin quererlo.  No es problema que la Verdad no exista; si lo es que, atrincherados en nuestros caparazones ideológicos, no ambicionemos ni acercarnos a algo que se le asemeje..

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