Vistas de página en total

28 febrero 2020

PROHIBIR Y PROHIBIR.



        Devendría  prolijo forjar inventario de todas las acciones que los liberticidas estarían dispuestos a llevar a cabo en aras de nuestro bien.  Cada vez más, en las sociedades occidentales, y de mercado, como las nuestras, nos aproximamos al viejo ideal comunista de que se prohíba todo lo que no sea ya obligatorio.  Pueden, verbigracia, obligarnos, bajo pena de multa, a utilizar el cinturón en un auto, sin dejarlo al arbitrio del libre albedrío de cada cual, como ciudadano teóricamente adulto y responsable de sus actos; invocarán, los adeptos a tal necesidad, el hecho de que las secuelas, en caso de lesiones muy graves, las paga papá Estado; pero, siguiendo esa lógica, deberían prohibir esquiar, practicar senderismo e, incluso, caminar más rápido de lo normal.  Pero igual es ese el objetivo último: la prohibición total y arbitraria de todo lo que se les ocurra.  Libertad, ¿para qué? (Lenin dixit).

No hay comentarios: