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17 marzo 2018

RE-EDUCACIÓN Y TOTALITARISMO.


Parece que las penas carcelarias deben servir para cualquier cosa que no sea castigar al delincuente.  La realidad es que la cárcel es, ante todo, castigo y apartamiento de la sociedad de aquellos que vulneran las leyes vigentes.  Oficialmente se habla de "reeducación e inserción social".  Suena a totalitarismo.  Sólo los sistemas totalitarios no admiten la existencia del delito como algo personal; de ahí el eufemismo de la reeducación, que se lleva a cabo en campos de trabajo, de concentración o en severas cárceles, a las que se llega además sin garantías procesales.  Negar la responsabilidad individual del delincuente (reduciéndola a la sociedad, a los genes, a la raza o al género) es negar su libertad.  Sería un buen argumento para iniciar una reflexión sin apriorismos ideológicos o dogmáticos.  ¿Estarían dispuestos a ellos los adalides del buenismo y de lo políticamente correcto?.

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