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14 octubre 2017

DE NUEVO FE Y SUPERSTICIÓN?

No sé si regresa la fe, como forma de conocimiento, o si siempre estuvo ahí, agazapada y formando parte de la dosis de apriorismo de las ideologías contemporáneas.  Pero tengo la impresión de  que, abandonando el ámbito propio de las religiones canónicas o no canónicas, la fe y su correligionaria, llamada superstición, se muestran de nuevo, flamantes y sin remilgos, a través de eso que hemos dado en llamar posverdad.  Da la impresión de que a casi nadie le interesan los datos o los argumentos, salvo para retorcerlos en favor de su idea previa acerca del mundo y de las cosas.  La ideología, además, deviene, idiografía (las redes, las imágenes archirrepetidas, la brevedad de lo emocional frente a lo tedioso de los argumentarios) y la ignorancia, inconsciente de su propia condición,  se torna sensación de sabiduría.  Ya ha ocurrido antes, en otros tiempos y lugares:  el fin del Imperio romano, con la irrupción del cristianismo,  las herejías y su persecución, las guerras de religión o los años treinta del siglo XX, con su rosario de movimientos emocionales e irracionales para disfrute de las masas.  Y, después, cuando el daño ya está hecho, y se despierta de la borrachera del odio, nadie ha sido responsable.  Ya no tengo claro que, como afirmó Marx, la Historia suceda una vez como tragedia y se repita como farsa, porque hay farsas siniestras que esconden sufrimientos colectivos bajo la careta de lo aparentemente irrelevante.  Tiempo al tiempo.

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