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24 mayo 2011

DEMOCRACIA REAL

La única democracia real es la que disfrutamos, si aceptamos el concepto de realidad en su acepción exacta.  En puridad, no es un buen sistema, es el peor de los sistemas exceptuando todos los demás (Churchill dixit).  Hay tal vez quienes imaginan que se trata de una democracia formal y burguesa, o tal vez de una dictadura de la partitocracia, en cuyo caso sería otra la verdadera democracia: la de Hitler, la de Stalin, la orgánica del franquismo o la castrista.  Pero en general, y ensueños aparte, tenemos la democracia que tenemos y, en ella, los ciudadanos se expresan implantando su voto en una urna cada cuatro años.  También esto les parece poco a los “amigos” de la “libertad verdadera” (considerada al gusto de cada uno).  Pues a mí me parece mucho. Evita, verbigracia, que una reunión cualquiera de ciudadanos y ciudadanas, espontánea o no, se erija en depositaria de algún tipo de soberanía y en representación del todo por la parte, sinécdoque política que se repite con frecuencia.  Y es que, al final, no hay mejor manera de medir lo que los gobernados piensan que el recuento de las urnas.  Pero ellas no suelen gustar a quienes tienen una idea precisa del futuro para imponer al resto.  Sólo les gustan cuando son favorables a sus delirios.

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