“Uno
de esos seres puros, idealistas y creyentes, que suelen causar con
su fe más mal y derramar más sangre con su idealismo, que los
más brutales políticos y los más
feroces tiranos.”
Stefan Zweig, sobre Fouché
El enunciado reseña a Fouché, pero podría describir a
cualquier otro sujeto de ese mismo talante.
Existen, y existieron, un sinnúmero de esos seres puros, cobijados,
según épocas, espacios y momentos, en diferentes escenarios ideológicos o
religiosos. En su asechanza del pecado, de la injusticia, o de lo que sea el
catalizador filosófico de cada instante histórico, estos seres ocasionan de
verdad mucho dolor. Stefan Zweig, tal
vez marcado por su tiempo de entreguerras y por su naturaleza de judío, atina
de pleno. Esa bondad jesuítica, ese fervor por el Bien que ellos acotan, es la
idiosincrasia de todos los hostiles a la libertad. Sigue habiendo, hoy, muchos seres puros que
conocen, o creen conocer, donde está nuestro Bien, y que procuran dirigirnos
hacia el mismo al margen de nuestros propósitos. Se escudan en grandes palabras
(Justicia, Igualdad…) pero sólo venden sueños que terminarán por convertirse en
espantosas pesadillas. Frente a todo ello,
cavilemos que sólo la esclavitud es gratis.
No hay comentarios:
Publicar un comentario