Pretendió Chesterton
desmontar el ideal colectivista arguyendo aquello de que compartir un paraguas
no implica que se pueda compartir un bastón.
Pero la sutileza del británico no es útil para templar la fe de quienes
creen en algo parecido al comunismo, a pesar de la desdicha, represión (y
muertos) que tal plaga de la teleología humana ha ido dejando por el
camino. Y vivimos, ahora mismo, días, no
de vino y rosas, sino de riesgo para cualquier aspiración liberal; el miedo al
enemigo, al virus nefando en este caso, igual logra que apetezcamos la
omnipotencia del Leviatán; es posible también que los liberticidas, tan cerca
ahora del Poder casi absoluto, nos obliguen asimismo a compartir el bastón a la
vez que nos golpean con el mismo.
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