“Los que pueden renunciar a la libertad para obtener una pequeña seguridad
temporal no merecen ni libertad ni seguridad “(Benjamin Franklin)
Podríamos conectar el dictamen
de Franklin con el “viva las caenas” de nuestro pasado no tan distante,
pero no va por ahí este párrafo. Se me
ocurre más bien que la libertad, como la salud, sólo se estima cuando se
pierde. De ahí el poco aprecio por la
misma que parece imperar en estos tiempos.
Igual que en el orbe decimonónico, liberal es locución desdeñosa para
muchos, como lo fue en su nacimiento gaditano en los inicios de nuestro
siglo XIX. Lenin dejó sentenciado
aquello de “libertad para qué” (La liberté, pourquoi faire ?) y es bien sabido que
no se trata de un personaje desacreditado, a pesar de su psicopatía y totalitarismo. Son malos tiempos para la libertad, como ya
dije en otras ocasiones, especialmente en este entorno que nos ha tocado y en
estos días preocupantes para cualquier partidario de ella.
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