“Si subes a la terraza de tú
casa, verás el Monte Gólgota. Odio a la derecha, odio a la izquierda y, entre
ellos, el que quiere arreglar todo con amor, y además verás una multitud que
está contemplando todo mientras come la merienda que ha llevado consigo”.
De Karen Kapec, en el relato
titulado “Crucifixión”, incluido en “Apócrifos”, libro de relatos
escrito entre 1920 y 1938.
Contribuyó Kapec a la rutina
literaria de la Ciencia-Ficción con la expresión “robot”, como prosista
adscrito a ese género y al de las distopías. En este libro de relatos,
elaborados a lo largo de casi dos décadas, hasta las vísperas de su
fallecimiento, se desvía un poco de esos argumentos y se consagra a otros
concernientes a eso que hoy nombraríamos como intrahistoria (en la cita de más
arriba, la última parte nos recuerda aspectos inconfundibles del orbe actual),
dotándola de ironía y de clarividencia. En una palabra, "entreguerras", un
período colmado de mentes, y de plumas, de gran cordura, sin que ello valiese
para evitar lo que resultó ineludible. Poco se logra hacer cuando la mayoría,
letrada o iletrada, que tanto da, acaba por convencerse de saber dónde reside
el Bien para hacerlo deber obligado.
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