Siguiendo
a Peter Burke, la exuberancia en la
información va en contra del conocimiento. Reflexiona el historiador británico
que hay "sobrecarga
de información" y, como consecuencia, "aumenta la especialización", lo
que pone "en peligro a los
polímatas”, es decir, a la personas polifacéticas no especializadas. Recelemos, pues, siempre de los fárragos, de
esas riadas de datos, instantáneos y no memorizados, ad hoc, en los que no se
discrimina el grano de la paja ni existe jerarquía conceptual,
que es la base del conocimiento.
Internet y la Redes suponen un notable progreso, pero no dejan de constituir un
conducto por el que circula el contenido. Y, aunque el medio es el mensaje
(como afirmó McLuhan), el contenido resulta siempre relevante. La confusión, el caos intelectual y el acopio
de datos sin rango ensombrecen la luz de la Razón. Sin ella, nunca se prospera, sino que se
retrocede. No busques a Roma en Roma,
rezaba una vieja sentencia; no indagues conocimiento racional en la
superposición de información (a veces falsa) sin jerarquía. Pero es el signo de estos tiempos.
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