“El individuo ha luchado
siempre para no ser absorbido por la tribu. Si lo intentas, a menudo estarás
solo, y a veces asustado. Pero ningún precio es demasiado alto por el
privilegio de ser uno mismo”
NIETZSCHE.
Desconocía, sin duda, el pensador alemán lo que llegaría más
tarde. Y no sólo después de él, sino
después de después, esto es, en este presente en el que circulan malos tiempos
para el individuo. La tribu ya no es estructura
gentilicia o de clanes; ha devenido colectivo universal y sus exigencias, cada
vez más rígidas, están amparadas por la tecnología, en el universo del Big Data
y de los ya próximos ordenadores cuánticos.
Individuos somos, aunque muchos rechazan serlo, abducidos por la molicie
nirvánica de la muchedumbre; pero nuestra índole es codiciar la univocidad que
nos aparta de otras especies. Sin embargo, la tribu va siendo cada vez más inapelable y
los días de la libertad parecen estar contados.
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