El apaciguamiento, o método del avestruz, no suele ser
efectivo. No lo fue, verbigracia, en los
años treinta frente a los golpes de fuerza de Hitler, lo que acarreó, en 1938,
tras el acuerdo de Munich, la conocida
afirmación de Churchill ante el parlamento: “Os dieron a elegir entre el deshonor
y la guerra… elegisteis el deshonor, y ahora tendréis la guerra”. Salvando
las distancias, y en la España de nuestros días, puede estar acaeciendo algo
parecido con el asunto catalán, después de años de concesiones a los nacionalistas
con el argumento de no alentar el independentismo, lo cual no parece haber
tenido mucho éxito. Pero el gobierno
español lleva ya un tiempo con la política del avestruz, tolerando lo
intolerable, por miedo en parte a la reacción de una izquierda que no da la
sensación de tener clara la medicina frente al desafío. Los pasos dados por los impulsores del
denominado "proceso" han ofrecido
ya sobrados motivos para la aplicación de la Ley en toda su expresión, e incluso para la suspensión de la autonomía
catalana. Sin embargo, los medios de
comunicación mayoritarios se imbuyen del lenguaje de los separatistas y el
gobierno no acaba de actuar o lo hace remitiéndose a la Ley y los tribunales, cuando
un golpe de Estado no se detiene con denuncias sino actuando con rigor desde el
ejecutivo. ¿Y la oposición?. Sólo he escuchado, o leído, alguna tímida
expresión de apoyo al gobierno, pero no he visto a ninguno de sus líderes en
rueda de prensa expresando su firmeza.
No pinta, pues, bien la cosa.
Churchill dixit.
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