Poco a poco, silente y furtivo, lo políticamente correcto se
ha ubicado en nuestras vidas. Se trata
de un eufemismo extendido, por analogía con aquella definición de alegoría como
metáfora continuada. Tomo comenzó en
América, en la sede del Imperio, partiendo de aquella idea compendiada en una
frase: "si no podemos cambiar el orbe, sí
podemos llamar a las cosas de otro modo".
Sin embargo, en este presente de desolación, lo políticamente correcto
deviene ya en otra cosa a la que habría que hallar denominación. Se trata, ya no de mudar el lenguaje, sino de
imponer la omertá a la manera orweliana.
Los Safe Spaces lo
ejemplifican, pero ya en los medios de comunicación se diluye este dispositivo
macabro de los nuevos tiempos.
Preparémonos para lo que viene.
No hay comentarios:
Publicar un comentario