“La libertad, Sancho, es uno de los más
preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden
igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre; por la
libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida, y, por el
contrario, el cautiverio es el mayor mal que puede venir a los hombres”
MIGUEL DE CERVANTES.
Toda una aseveración de
Alonso Quijano, cuyos labios mueve, entre bastidores, Don Miguel. La libertad que, en otra parte de la
perorata, pone el personaje por encima de la seguridad. No existe, sin embargo, esa distinción. Sin libertad, no hay seguridad, ni igualdad,
ni nada que nos asemeje a seres humanos e inteligentes. A pesar de ello, no parece apetecer ni gustar
la libertad en muchos ámbitos actuales, culturales y políticos, en los que
surgen y se desarrollan propuestas y cosmovisiones que empiezan por el intento
de querer matar la libertad; a través del neo-lenguaje, por ejemplo, la libertad
está en peligro. Así es de frágil y por
eso debemos defenderla.
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