Vistas de página en total

28 septiembre 2019

VIAJEROS SIN FRONTERAS.


“Pero ¿para qué viajan la mayoría de los que viajan? ¿Hay algo más azarante, más molesto, más prosaico que el turista? El enemigo de quien viaja por pasión, por alegría o por tristeza, para recordar o para olvidar, es el que viaja por vanidad o por moda: es ese horrible e insoportable turista que se fija en el empedrado de las calles, en las mayores o menores comodidades del hotel y en la comida de este. Porque hay quien viaja, horroriza el tener que decirlo, para gustar distintas cocinas. Y otros para correr teatros, cafés, casinos, salas de espectáculos, que son en todas partes lo mismo, y en todas igualmente infectos y horrendos. Y hay quien viaja por topofobia, para huir de cada lugar, no buscando aquel a que va, sino escapándose de aquel de donde parte”.
MIGUEL DE UNAMUNO.


El “maestro” Unamuno, parafraseando a Machado, torna a la actualidad estos días, a causa de un filme absurdo y prescindible. Fue, sin duda, un genio locuaz y polígrafo.  Tal vez sin sentido del humor, como observa Andrés Trapiello, pero un genio.  Y, por esa condición, muchas de sus sus aserciones mudaron en augurios restrospectivos.  Porque lo de más arriba fue ideado y escrito bastante antes del boom turístico y, por supuesto, en otro Eón muy anterior a las redes sociales, a los selfies y a las fotos subidas a mayor gloria de nuestro narcisismo.  No cabe duda de que seguimos viajando, o lo que sea eso que hacemos cuando nos desplazamos a otros lugares, por vanidad, por moda y, sobre todo, cada vez más, por huida de cada lugar y, tal vez, de nosotros mismos.

No hay comentarios: