Vivimos tiempos de Ecolatría; Fernando Savater explicó muy
bien la relación entre la misma y la Ecología.
La primera es simple creencia, aunque se presenta como cuerpo racional de
conocimiento; consiste en negar cualquier valor al progreso humano, entendiendo
al homo faber como un tumor maligno para el planeta (El planeta tiene cáncer y
ese cáncer es el hombre: Gregg,
A.1955 Science, vol. 121, p 681.). Devoción y milenarismo redivivos se unen
en el sentimiento ecolátrico, que no es otra cosa que pura percepción de una
realidad inventada a través de las emociones.
Pero la Ecolatría parece extenderse, sin prisa pero sin pausa, a costa
de la Ecología científica, para la que corren malos tiempos, pues también al
Poder le interesan dosis crecientes de milenarismo, culpabilidad y pecado
medioambiental. La Religión siempre
vuelve.
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