"Una nación se hace lo mismo que cualquier otra cosa. Es cuestión de quince años y de un millón de pesetas. Con un millón de pesetas yo me comprometo a hacer rápidamente una nación en el mismo Getafe, a dos pasos de Madrid. Me voy allí y observo si hay más hombres rubios que hombres morenos o si hay más hombres morenos que hombres rubios, y si en la mayoría, rubia o morena, predominan los braquicéfalos sobre los dolicocéfalos, o al contrario. Es indudable que algún tipo antropológico tendrá preponderancia en Getafe, y este tipo sería el fundamento de la futura nacionalidad. Luego recojo los modismos locales y constituyo un idioma. Al cabo de unos cuantos años, yo habría terminado mi tarea y me habría ganado una fortuna. Y si alguien osaba decirme entonces que Getafe no era una nación, yo le preguntaría qué es lo que él entendía por tal y, como no podría definirme el concepto de nación, le habría reducido al silencio. "
Julio Camba. Maneras de ser español. 1918
Es posible que lo más sugerente resida en el carácter oracular del párrafo. Si repasamos nuestro
llamado "estado de las autonomías",
e indagamos de manera somera el devenir del mismo desde 1978, nos maravillaremos
con lo que firmaba Camba en tan precoz fecha. Lo que insinúa parece explicar hechos y
contextos no sólo de España, sino asimismo
de Europa, y tal vez del orbe en general. En
relación con ello, rememora uno lecturas varias; surgen, de entre ellas,
apreciaciones contenidas en las mismas,
como el "simulacro"
de Baudrillard o la mentira que mueve el
mundo, de Revel. Se trata de la construcción de una realidad
virtual y mediática, ajena al cosmos
objetivo y dado, pero proclamada realidad
única a fuer de repetición. Y, así, no
es inverosímil que lo usual acabe siendo
la deglución de ruedas de molino, en la
convicción de que son redondas y mínimas
porciones de pan ácimo; se trataría de un quijotismo al revés, percibiendo molinos de
viento allí donde hay, claramente, gigantes.
E iremos a más.
No hay comentarios:
Publicar un comentario