No suelo descender, en este sitio, a cuestiones concretas
del día a día. Pero, en esta ocasión, no puedo evitar referirme al caso de las
hipotecas y del famoso impuesto de "Actos
jurídico documentados". Más que
nada porque el asunto surge en un contexto nacional de tendencia hacia el totalitarismo (como la
rana vertida en agua fría para ser hervida)
que casi nadie parece advertir, tal vez por aquello de la mayoría
silenciosa de la que se habló en otros tiempos, ahora más silenciosa que nunca.
Todos, y quiero decir muchos, por ser
opinión de vulgo, parecen considerar a la Banca como única culpable y pagana
obligatoria de esta cuenta acumulada.
Dejando de lado esa propensión de todo liberticida a denostar al sistema
bancario ( la nacionalización de la Banca fue uno de los puntos de la
revolución pendiente de los falangistas, y el falangismo, o parte del m ismo,
sigue vivo en un sector de la Izquierda), nadie, al menos de manera pública,
parece plantearse la cuestión central de todo esto; no es otra que el porqué
del impuesto, inexistente en muchos países y bastante más reducido ( unas diez
veces menor) en otros de esos Estados que se dicen de nuestro entorno. Que lo indague quien quiera hacerlo, poco
cuesta en estos tiempos de Internet,
pues lleva el impuesto décadas con nosotros sin que ningún partido
político, de ningún signo, haya dicho nada al respecto, ni sobre el gravamen en si mismo ni sobre
quién debiera ser el pagano. O sea, que
lo de ahora es demagogia desde arriba y falta de sentido crítico desde abajo;
el caso es no profundizar en el asunto, pues la existencia de este "diezmo"
abusivo puede llevarnos, si reflexionamos, a conclusiones poco ortodoxas. En todo caso, la demagogia populista es
siempre la antesala de la falta de libertad. Y de eso tratamos en este sitio.
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