Actualmente, al añejo subjetivismo emocional e ideológico,
cuna de todo sectarismo, se le llama posverdad.
Desconozco si el vocablo es una moda pasajera, en el contexto de eso que
conceptuamos como el avance populista, o
si ha llegado para quedarse.
Veremos. Ya Revel afirmó aquello
de que la mentira es la principal arma que mueve el mundo. ¿ Se refería ya él a lo que estamos
denominando como posverdad? Sea como sea, la irrupción del término en el ámbito
mediático es una muestra de las nuevas formas que está tomando la hipocresía en
nuestros tiempos, a través de lo políticamente
correcto. La hipocresía existe, creo, desde siempre, y no es, por
tanto, nada nuevo; sólo lo son los ropajes que, en el presente, la revisten,
pues sabe ataviarse con los lugares comunes y mitos de cada tiempo y momento.
La beatería de ayer, religiosa y ultramontana, se ha tornado laica y en
apariencia progresista, pero no deja de ser la beatería de siempre, como
refugio seguro para gazmoños y otros
oportunistas del devenir ideológico.
No hay comentarios:
Publicar un comentario