La expresión "no
ver el peligro" se refiere a la incapacidad de algunos humanos, o
humanas, para ser conscientes de riesgos perentorios que amenazan su seguridad,
salud o supervivencia. Se aplica mucho a
los niños, a los adolescentes y, en general, a individuos que, ya provectos,
presentan un déficit en su instinto de conservación. ¿Se puede aplicar el sintagma, en un momento dado, a toda una
sociedad? En la Europa de los años
treinta, verbigracia, no se percibió el peligro hasta que ya era tarde y ello
tuvo consecuencias aciagas. ¿ Y en la
actualidad? Da la impresión de que, en medios judiciales, políticos, mediáticos
y sociales en general, se desarrolla una suerte de frivolidad de pensamiento
que limita esa percepción. Los datos son
incuestionables y los liberticidas florecen sin tapujos e incluso no son del
todo mal vistos, al tiempo que se genera un cierto rechazo hacia quienes sí ven
ese peligro y lo avisan públicamente.
Revel citó a la mentira como la principal de las armas que mueve el
mundo. "Quien ama el peligro, perecerá en él", sentenció el Eclesiastés. Malos tiempos para la libertad y para nuestro
sistema de vida.
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