Poseemos los humanos la propensión a la libertad o, en su
defecto, a su búsqueda inquebrantable.
Es la libertad una cuestión cultural, propia del animal humano, pero, al
mismo tiempo, el orbe que moramos está siempre saciado de liberticidas. ¿Quiénes son ellos? Arduo es determinarlo, pero no cabe duda de
que son demasiados y que constituyen una índole que se encarna, sin solución de
continuidad, en los más diversos
credos. De este modo, los enemigos de la
libertad, siempre al acecho, proponen y actúan para oponerse al libre
albedrío. De éste, sabemos que no
existe, pero también conocemos que tenemos la disposición, y el derecho, de
perseguirlo. Pero ellos acechan y buscan
la manera de que no nos sea posible.
Siempre ha sido así. Pero da la
impresión, en los últimos tiempos, de que, en la eterna batalla, van ganando en
todos los frentes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario