Lenín apuntó aquello de "libertad para qué". Se
podría añadir, parafraseando la afirmación de Gustavo Bueno en una conferencia, "Educación para qué". En efecto, la Educación es un concepto ya trillado
en nuestros tiempos, que se relaciona con el progreso, el bienestar y la
felicidad, en una identificación que emerge en el siglo XVIII en el seno de la Ilustración. Y hoy se habla
de la formación de nuestros jóvenes como remedio de futuro, añadiendo siempre
la coletilla, o mantra, de la "Educación en valores". Pero, ¿ qué valores?. No existen unos valores neutros y universales,
sino que todos son partidistas y se
enmarcan dentro de una concepción concreta.
Sorprende, además, que sean los defensores genuinos de la idea de
multiculturalidad quienes más aludan a esos valores genéricos e interculturales:
¿tal vez los suyos propios?. No
deberíamos simplificar la noción de Educación para convertirla en una suerte de
lema partidista e ideológico. Pero lo
haremos. Así son estos tiempos.
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