La Ilusión de Müller-Lyer muestra una ilusión óptica en la que,
dados dos segmentos de igual longitud,
percibimos como más largo aquel en el que las puntas de flecha agregadas en los
extremos apuntan hacia dentro.
Si
observamos ambos segmentos, estimamos, a simple vista, que el arriba es más luengo. Sólo al medirlo acreditamos que son iguales
en longitud, lo que nos da una idea de las diferencias entre nuestra captación subjetiva y la realidad. Quiere ello decir que la percepción inmediata, automática y emocional, nos puede convencer de cosas que
la medición, esto es la reflexión, señala como erróneas. Gran parte de los estímulos que recibimos
(publicidad, noticias, redes sociales....), se dirigen a nuestra percepción inmediata y
contribuyen a forjar nuestra visión del mundo.
De ahí la necesidad de abstracción, cavilación y cálculo, rutinas que,
en los últimos tiempos, parecen cada día
menos usuales. Se trata de un riesgo hoy
en alza, aunque la ilusión óptica reflejada más arriba date de 1889. Recomiendo el pensamiento crítico como correctivo
para lo que, de seguir en esta línea, se avecina.
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