Retomo
lo que borroneé, aquí mismo, bajo el título de "Fanatismo sin fronteras",
ya hace unos años. Opino que la cosa ha
venido a más.
"Falta una ONG con ese
nombre: “Fanatismo sin fronteras”. Para
ayudar, ya sin tapujos, como otras, a
toda la pléyade de totalitarismos que se esconden bajo las faldas de la lucha
contra la injusticia, o contra la pobreza, que no es oro todo lo que
reluce. Ironías aparte, el fanatismo está en muchos sitios y en
muchas conciencias. No busquéis al
fanático entre los que tienen aspecto de ello.
No. Entre los de verbo amable,
aspecto convencional y mirada afable, también hay muchos. Por acción o por omisión. Gentes que salen a cenar, y que se preocupan
por sus amigos y que sonríen. Pero, en
el fondo, tras una aparente permisividad, atesoran el odio o la rigidez que
lleva desde vagos sentimientos, o desde lugares comunes en lo ideológico, al
fanatismo. Por decirlo de otra manera:
no confundamos a los fanáticos con los locos.
El aparente, el que vemos venir, ese podrá serlo (fanático) pero es más
que nada un cretino o un orate. Sin
embargo, los otros, los que no lo son tan claramente, los que administran su
manifestarse ante los demás, los que van creciendo cada día más en número, esos
son el verdadero peligro. Entre ellos, me inquietan los que tienen su
origen en una creencia dogmática e irracional pero tienen poder económico para
comprar opiniones y conciencias, o al menos para adquirir el silencio y pasar
por ciudadanos moderados. Nada más.
Quien quiera entender que entienda."
Por desgracia, no me equivocaba.
Observen, si tienen alguna duda, el panorama mediático, político y
social.
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