Transitando un Centro Comercial, ubicado en el área metropolitana de Madrid, cavilé acerca de
cómo estos templos de nuestra época, Saramago dixit, nos atraen en nuestro
gregarismo de hombres masa dentro de la ciudad difusa. Hoy, más que nunca, lo urbano parece ser una
mentalidad más que un tipo de poblamiento humano; se difunde por el espacio
impreciso a través de urbanizaciones, ciudades dormitorio, polígonos
industriales y centros comerciales. Se
trata de un territorio inconexo e impreciso, que sustituye a la antigua
centralidad, circunscrita a un distrito, por otra distinta, polinuclear y
carente de jerarquía aparente. Al final,
uno concluye que huimos siempre de la naturaleza y buscamos el abrigo de la
cueva, del interior de la muralla o de los actuales espacios de consumo. Naturaleza sí, pero en su sitio. Escribió Baltasar Gracián: "Donde no hay artificio, todo lo pervierte
Naturaleza". En eso estamos,
milenarismos ambientalistas al margen.
No hay comentarios:
Publicar un comentario