Hoy me entrevistó una
doctoranda escocesa. Lo hizo porque soy
profesor de Historia en secundaria y ella está realizando una tesis doctoral,
desde el punto de vista de la Sociología, sobre las secuelas de ciertos
conflictos civiles. Después de varias interpelaciones,
algunas de ellas referidas al impacto de la Ley de Memoria Histórica sobre el
currículo, me preguntó, tras tratar sobre la guerra civil y la transición, acerca de la reconciliación nacional. ¿ Se ha
producido la misma en España? Pero no
supe qué responder, porque desconozco que es eso de la reconciliación. Por una parte, entiendo que la reconciliación
es un fenómeno interpersonal de fuerte impronta psicológica; o sea, que se
produce entre personas concretas. No
existe tal cosa entre instituciones o bandos.
Por otra parte, la coexistencia intemporal de una Derecha y de una
Izquierda esenciales, enfrentadas en todo tiempo y lugar, es una idea
metafísica, puramente ideológica y poco científica. No tiene sentido preguntar en 2012 por una
reconciliación referida a conflictos sesenta o setenta años anteriores al presente. ¿Reconciliación entre quienes? ¿Entre personas? Casi todas están muertas. ¿Entre la Derecha y
la Izquierda eternas y metafísicas?
¿Entre unos bandos que ya no existen como tales? No acerté, pues, a responder con rigor, y
ella no pudo aclararme qué me estaba preguntado. No sabía yo si quería una respuesta
psicológica, etológica o simplemente ideológica y marcada por falaces
anacronismos.
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