A pocos parece afectar la imposición ideológica. Tal vez porque se percibe como algo
ajeno, amén de lejano, o se
considera que las ideas, que se expresan
a través de los nombres que damos a las cosas (en el principio fue el verbo….), son meras cuestiones semánticas por las que no vale la pena pelearse, aunque , si así fuera, no pondrían tanto empeño en imponerlas o, más bien, como ya está
ocurriendo, grabarlas a sangre y fuego.
Sé que no tengo seguidores en este Blog, que se articula como mensaje de
náufrago en una botella, pero he de insistir, por si a alguien le llegara, que
la libertad no se negocia, que solo la esclavitud es gratis, que no se puede
trocar libertad por seguridad, pues seguramente nos quedaremos, si así
actuamos, sin ambas. Vivimos
relajadamente, como si nada estuviera ocurriendo, pero los liberticidas nunca
descansan. No lo olvidemos.
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