La Libertad, y me
refiero a la libertad individual y cívica, siempre está en peligro. Por mucho que en nuestras sociedades occidentales la percibamos como un paisaje de fondo, olvidando su carácter reciente y frágil,
los liberticidas acechan siempre y van tomando distintos pelajes según cada
circunstancia. ¿ Quiénes son y dónde se
esconden? Para responder a la pregunta,
conviene tener claro que no hay libertad sin pluralismo. Busquemos, pues, a los enemigos del mismo,
amantes de la uniformidad y el sectarismo, y nos iremos acercando. Están cada vez más por todas partes y sus
variados discursos de índole religiosa, política o medioambiental, por citar
algunos ejemplos, tienen siempre en común esa idiosincrasia de saber dónde está
el Bien . André Glucksmann afirmó en una ocasión que fue muy positivo, para las sociedades europeas
posteriores a la Segunda Guerra Mundial, el estar todos de acuerdo acerca de
dónde estaba el Mal, y que el problema se genera cuando una parte cree saber
dónde está el Bien. Y ello va ocurriendo
cada vez más. Por eso la libertad, esa
libertad individual y cívica a la que aquí nos referimos, está amenazada.
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